La vida tiene un ciclo muy ordenado.
No importa si uno cree o no cree, o si los datos históricos confirman o no la existencia de este niño, ni si la iglesia ha hecho o no las aberraciones que ha hecho.
Todo eso sin duda forma parte de nuestra realidad pero queda muy por debajo del hecho de que al menos, una vez al año, tenemos la oportunidad de revisar nuestro pesebre principal:
Padre, madre, nuestro niño interno, la buena estrella, y las tres principales bendiciones de la vida: Nuestra materia, nuestra protección y nuestra sabiduría.
Si lo pasamos por alto, nos perdemos cada año la oportunidad de ir integrando en orden los procesos del alma y a la larga, la psiquis se va desordenando.
Feliz Navidad